enero 12, 2012

DEFENDÍAN SU PATRIA DE LA TIRANÍA BALAGUERISTA


 
 
 
 
 
 
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Se cumplen 40 años de la muerte en combate del grupo de ‘Los Palmeros’
Santo Domingo.- Dice el general José Miguel Soto Jiménez que a las 4:00 de la tarde el silencio de la cueva se llenó de rumores y que unas horas antes, cuando la mañana se hacía adulta, la ciudad fue tomada a punta de bayonetas y los soldados se veían por todas partes, entre los pasajeros de las guaguas, los patios de las casas, los cañaverales, las venduteras del mercado, las escuelas y de palmo a palmo en la Universidad Primada.
Amaury Germán Aristy
La mañana del 12 de enero de 1972, hace hoy 40 años, los dominicanos despertaron en medio de un entresijo de rumores y acuartelamiento de tropas. Desde primeras horas, ya se sabía que Amaury Germán Aristy, jefe del grupo revolucionario Los Palmeros, estaba rodeado en una cueva cerca del kilómetro 14 de la autopista Las Américas por más de dos mil tropas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
Sagrada Bujosa, la viuda de Germán Aristy, afirma que los hombres de la estirpe de su esposo nunca mueren, como escribiera el poeta Manuel del Cabral que “hay hombres que van subiendo mientras más su ataúd baja”, y el historiador Euclides Gutiérrez Félix, testigo excepcional de la época y protagonista de luchas políticas contemporáneas, define el acontecimiento como “un sacrificio por la patria que nunca será inútil”.
El hecho de que cuatro jóvenes cayeran abatidos, no sin antes enfrentar durante doce horas y producirle varias bajas a la artillería más pesada de la Policía Nacional y armas ligeras en manos de unos 2,500 efectivos de las Fuerzas Armadas y organismos de seguridad, de ninguna manera podría ser inútil. Y más aún, cuando Germán Aristy y Virgilio Perdomo Pérez, solos, produjeran todas las bajas, ya que sus compañeros, Bienvenido Leal Prandy (La Chuta) y Ulises Cerón Polanco, fueron asesinados sin que pudieran usar sus armas antes de la salida del sol. “Los atacaron por tierra y aire, en una lucha desigual y sin precedentes en la vida del país”, dijo Gutiérrez Félix.
El entonces secretario de las Fuerzas Armadas, contralmirante Ramón Emilio Jiménez, declaró al área de combate como “zona de Guerra” y desplegó los 2,500 hombres en armas. El saldo fatal sumó 12 muertos y 7 heridos.

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