Una garza blanca, una de las distintas especies de aves de la cuenca del lago Enriquillo, se posa en una zona aún poco inundada de la carretera Neiba-Jimaní.
Esto es todo lo que quedó de una finca ganadera en Jimaní, donde el lago Enriquillo inundó más de cien mil tareas de pastos y frutos menores, cultivados por haitianos.
Vista de lo que era la carretera Boca de Cachón-Jimaní, la cual ha quedado sepultada por las aguas del lago Enriquillo, en un tramo de cinco kilómetros, lo que impide a los residentes de la zona cruzar de una comunidad a la otra, y a trasladarse a otros lugares donde las inundaciones aún no
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