empatico y emprendedor; estas palabras pueden definir solo un poco lo que fue Juan Ramón. En el ultimo dialogo que sostuvimos en su Restaurante el Gran Madrid, en Nagua, antes de su retorno a New York, me dijo con una sonrisa en sus labios: Que privilegio tenemos de poder disfrutar de la tierna brisa de nuestra Mar Atlantica y del paisaje de los verdes Cocoteros y las blancas Arenas de nuestra Bahía Escocesa, esto no lo cambiaría por nada! me lo expresaba mientras su mirada se sumergía en las profundidades infinitas del mar y se perdía en las latitudes inconmensurables del horizonte. Era un apasionado de su Ciudad.
A Juan Ramón, no un adiós...sino, un hasta luego. Sus amigos y familiares siempre pronunciaremos su nombre con orgullo y admiración!!!
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