Nicolás Maduro: Incierto futuro rodea el liderazgo en Venezuela
Por Eduardo Szklarz para Infosurhoy.com – 09/01/2013
Desde sus orígenes como chofer de autobús en la red de transporte público de Caracas, pronto emergió en la escena política como sindicalista, legislador, presidente de la Asamblea Nacional y ministro de Relaciones Exteriores.
En octubre de 2012, a los 50 años, se convirtió en vicepresidente de Venezuela.
Hoy en día, se ha convertido en el foco del futuro de la revolución bolivariana.
“El 10 de enero se convirtió en una fecha importante para la historia reciente de Venezuela. Por primera vez, el candidato presidencial electo no comparecerá ante la legislatura para tomar juramento como presidente de la República”, comentó el especialista en ciencias políticas y profesor de la Universidad Central de Venezuela, Carlos Antonio Romero.
El 8 de enero, en una carta dirigida al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, Maduro anunció oficialmente que Chávez, quien está a tratamiento de cáncer, no podrá asistir en la fecha prevista para la inauguración. El mismo día, la Asamblea Nacional de Venezuela aprobó una propuesta para que el presidente tome juramento en una fecha posterior ante el Tribunal Supremo.
Sin embargo, la oposición afirma que en tales circunstancias, y basándose en la Constitución de Venezuela, el presidente de la Asamblea Nacional debería asumir la presidencia temporalmente.
“La Constitución establece que cuando sea necesario declarar la ausencia temporal del presidente, ésta podrá durar hasta dos períodos de 90 días cada uno. En otras palabras, hay un máximo de 180 días”, precisó el sociólogo venezolano Rafael Uzcátegui, de la fundación de derechos humanos Provea. “Una vez que este plazo haya vencido, se declararía la ausencia absoluta y se convocarían nuevas elecciones”.
El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela expresó el 9 de enero que Chávez podría posponer indefinidamente su toma de juramento para un nuevo mandato y que el Poder Ejecutivo actual continuaría gobernando durante su ausencia.
Un panel de siete magistrados determinaron por unanimidad la constitucionalidad de la postergación, en medio de un debate nacional sobre si Chávez debía, al menos transitoriamente, entregar el poder si no estaba en condiciones de prestar juramento para asumir el cargo el 10 de enero, fecha en que debe comenzar su nuevo mandato.
“La toma de juramento del presidente reelecto puede llevarse a cabo en una fecha posterior al 10 de enero ante el Tribunal Supremo si no se realiza en la fecha prevista ante la Asamblea Nacional”, dice la sentencia.
Mientras tanto, las autoridades de la administración actual “continuarán ejerciendo cabalmente funciones bajo el principio de la continuidad de gobierno”, establece la sentencia.
La presidenta del Tribunal Supremo, Luisa Estella Morales, descartó la necesidad de solicitar una junta médica que evalúe el estado de salud de Chávez, quien se encuentra en Cuba recuperándose de una cuarta operación quirúrgica por un cáncer que padece.
“En ningún momento el Tribunal Supremo consideró que existan méritos suficientes para solicitar una junta médica en este momento”, expresó.
Si bien se anunció oficialmente la incapacidad de Chávez de presentarse en la inauguración, dentro del movimiento bolivariano nadie desea tomar la iniciativa política de sugerir la declaración de una ausencia temporal. Esto podría interpretarse como una traición o un golpe de estado interno, añadió Uzcátegui.
“Como resultado, la gente teme acatar la Constitución y se muestran muy reticentes a hablar sobre la salud del presidente”, explicó.
¿Maduro o Cabello?
A pesar de toda la incertidumbre respecto del liderazgo en el país, es aún temprano para hablar sobre un conflicto de poder entre Maduro y Cabello, según los analistas.
“Resulta evidente que la presunta división interna entre ‘civilistas’ y ‘militaristas’ dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) es una gran mentira”, explicó Romero. “Maduro y Cabello han estado actuando de manera armoniosa. Hasta el momento han trabajado juntos sobre la base de un arreglo para compartir el poder, en el que Cabello se desempeñaría como presidente provisional y Maduro como vicepresidente, hasta que haya una decisión sobre la declaración de ausencia absoluta de Chávez”.
Uzcátegui dijo que Maduro tendría mejores chances de ganar una elección, si ésta se llevara a cabo en breve.
“Si los líderes chavistas canalizan toda esta energía para convocar elecciones rápidas, sería muy probable que Maduro ganase porque el candidato en esencia continuaría siendo Chávez”, reflexionó. “Pero si la elección se pospone, la memoria de Chávez comenzará a desvanecerse, y el candidato sería Maduro, no Chávez”.
De militante a ministro
Los expertos sostienen que Maduro no tiene el carisma, el nivel educativo ni las capacidades oratorias superiores de Chávez. Aún así, el vicepresidente tiene atributos que lo han convertido en el segundo hombre más poderoso del país.
Al designar a Nicolás Maduro (izquierda) como su sucesor en
diciembre, el presidente venezolano Hugo Chávez eligió el nombre más
conciliador de los líderes políticos de Venezuela, entre los que se
encuentran el ex vicepresidente Elías Jaua (centro) y Diosdado Cabello,
presidente de la Asamblea Nacional (derecha). (Raúl Arboleda/AFP)
Chávez reconoció estos méritos el 8 de diciembre de 2012, cuando anunció por televisión que regresaría a Cuba para tratar nuevamente su cáncer, proceso que incluía una cirugía. Al finalizar su mensaje, expresó claramente su deseo de que en el caso de no poder continuar como presidente y fuera necesaria una convocatoria a nuevas elecciones, los venezolanos deberían elegir a Maduro para que ocupe su lugar.
“Elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela”, dijo Chávez. “Yo se lo pido de corazón”.
Omar Noria, profesor de teoría política de la Universidad Simón Bolivar, señaló que Maduro ha sido formado por la izquierda radical.
“Maduro fue militante de la Liga Socialista (un grupo revolucionario venezolano) y se fue formando a través de su trabajo con los sindicatos”, explicó. “El 4 de febrero de 1992, se encontraba entre los líderes civiles que apoyaron el golpe de Chávez contra [el entonces presidente] Carlos Andrés Pérez”.
A partir de entonces, Maduro siguió cada uno de los pasos siguientes de Chávez, que incluyeron sumarse al Movimiento Quinta República, el cual llevó a Chávez al poder en 1998. Cuando asumió su cargo al año siguiente, el presidente incorporó a Maduro a su gobierno.
A pesar de su experiencia como miembro del sindicato de transporte público metropolitano de Caracas, Maduro no demostró mucha iniciativa política, precisó Uzcátegui.
“Maduro ha sido más bien un ejecutor fiel de las directivas de Chávez”, añadió. “Desde 1999, ha sido un gestor burocrático del partido del presidente”.
Noria explicó que en 2002, cuando se produjo un intento de golpe de estado contra Chávez, Maduro se mantuvo como uno de los hombres de confianza de Chávez. En 2006, fue designado ministro de Relaciones Exteriores y fortaleció los vínculos de Venezuela con Rusia, China e Irán.
“Maduro fue escalando posiciones con gran astucia y sagacidad, destacándose por la lealtad absoluta a Chávez”, explicó Noria. “Al mismo tiempo, integró la línea ideológica ‘cocinada’ en Habana y se formó en el oficio de la política.”
También comprendió cómo adecuar su vida personal a los planes de su líder. Maduro está separado de la ex legisladora Cilia Flores, procuradora general de Venezuela, pero no formalizó el divorcio a pedido de Chávez, por el “bien de la revolución”, según los analistas.
Conciliador
Para entender el ascenso de Maduro, debe reconocerse que el movimiento chavista es altamente heterogéneo. Abarca las tendencias más conservadores, como las de las Fuerzas Armadas, así como también las corrientes de izquierda y revolucionarias, explicaron los analistas.
“Cuando comenzaron los rumores sobre la enfermedad de Chávez, la gente mencionó a tres candidatos para reemplazarlo: Maduro, que representaba a la burocracia más institucionalizada dentro del PSUV; Cabello, un representante de las Fuerzas Armadas y los sectores económicos que prosperaron bajo el gobierno de Chávez; y Elías Jaua (vicepresidente de 2010 a 2012), que representa al sector más radical del PSUV”, detalló Uzcátegui. “En términos de ideología, Maduro es un socialdemócrata radical, Cabello es un socialdemócrata pragmático y Jaua es un socialista revolucionario”.
Por lo tanto, al nombrar a Maduro como su sucesor, Chávez eligió al más conciliador de los tres.
“El presidente escogió a una persona que, en teoría, puede armonizar los diversos sectores del movimiento bolivariano, aún las de Cabello y Jaua, que abiertamente están en desacuerdo”, concluyó Uzcátegui.
Noria añadió que Maduro es un defensor de que Venezuela tenga sólidos vínculos con Cuba.
“Maduro es un hombre que responde a los deseos de La Habana”, dijo. “En pocas palabras, Maduro es un hombre de La Habana. Cabello no lo es, al menos por ahora”.
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