El dirigente político y abogado, Ángel Julián Serulle, fustigó duramente la corrupción imperante en el sistema de partidos que ha gobernado la nación en las últimas décadas y llamó a luchar para rescatar la ética en la práctica política.
Serulle indica que, desde 1966, todos los gobiernos han ultrajado el honor, mancillando la dignidad, con la usurpación del patrimonio nacional. Dijo que los partidos que han dirigido la administración pública han creado clanes económicos que ahora compiten entre sí.
Muchos se preguntan si estamos ante la desaparición de la política, o ante una mutación para pensarla y practicarla de otra forma.
El jurista habló ante unas dos mil personas que llenaron las salas del Gran Teatro del Cibao, con la conferencia “Etica y política”, precisó que el mercantilismo arropa las esferas del poder, ya que por diferentes vías llegan noticias sobre la corrupción, tanto a nivel público como privado.
Corrupción
“Sabemos que la despolitización limita las posibilidades de la ciudadanía de hacer efectiva sus reivindicaciones, que un pueblo apolítico es un pueblo muerto, igual si no tuviere arte. La corrupción imperante nos lleva a reconocer que estamos en tiempos difíciles, que reclaman el retorno de la dignidad en el quehacer político, precisó.
Angel Julián Serulle manifestó que esa preocupación por la ética y la política, fue también objeto de interés en mentes tan prodigiosas como las de Jesucristo, Platón, Aristóteles, Nicolás Maquiavelo, Simón Bolívar, Jean Jacques Rousseau, Montesquieu, Carlos Marx, Federico Engels, José Martí, Abrahan Lincoln, Mahatma Gandhi, Eugenio María de Hostos, Albert Camus y Juan Bosch.
DEBER DEL GOBIERNO CON EL PUEBLO
En su exposición ante un público muy variado, Julián Serulle esbozó lo que a su juicio es el deber de todo Gobierno. Entiende que deber principal es dignificar la vida de los ciudadanos, dirigir políticamente el país para defender los intereses del pueblo.
Sobre el rol de los ministros y administradores, expresó que deben enarbolar como banderas victoriosas la honestidad y la justicia, ya que es la única forma que el pueblo sea feliz y citó la frase de José Martí: “Si los pícaros se dieran cuenta de qué útil es ser honrado, serían honrados”.
El político y abogado consideró que un presidente no debe dejarse arrastrar por el sentimentalismo ni por el amiguismo para configurar su gabinete, sino que debe buscar los mejores hombres y mujeres del pueblo, reconocidos por su ejemplo de moralidad y capacidad.
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