mayo 27, 2011

EL DIA DE LAS MADRES (EL EJERCICIO DEL PERIODISMO Y SU CONDICIÓN DE MADRES)

¡Ser madre!Jóvenes comunicadoras
comparten la aventura
Modernas. Además de destacarse en los medios de comunicación, estas chicas trabajan en la ardua labor de formar con integridad a quienes serán los futuros hombres y mujeres de nuestra patria. Las cuatro se enfocan en que sus hijos estén saludables y felices, emocional y físicamente
Escrito por: Estefany Collado

Plenitud, bendición, milagro... algo emocionante e indescriptible”,  con esas palabras Yelitza Lora, Hermes Meccariello, Miralba Ruiz y Diana Filpo definieron la maternidad en entrevista con ¡Alegría!
Estas jóvenes comunicadoras tienen más en común que un micrófono, luces, cámaras y maquillaje, ellas han tenido el privilegio de llevar en su vientre a sus hijos, sus  angelitos.
Nacimiento.  Para Yelitza Lora el momento más memorable del nacimiento de Alan fue ver a Rafito Corporán (padre del niño) muriéndose de los nervios. “Debo reconocer que me daba mucha risa y aunque creo que él aún no lo sabe, me ayudó a relajarme bastante durante esas maravillosas ocho horas de labor de parto que trajeron a Alan a mi vida”.
En tanto  Miralba Ruiz recuerda con dulzura la música instrumental que llevó a la sala de parto, la ansiedad que sintió por conocer por fin a la pequeña Mara y, por supuesto, el momento que más esperaba, cuando el pediatra colocó la niña en su pecho. “Se quedó mirándome fijamente a los ojos…mientras lloraba, yo le hablaba para calmarla, ella sólo me miraba como diciendo ¡finalmente nos vemos a la cara!”.
La joven Diana Filpo expresó: “Lo que más me emociona recordar es el instante cuando lo vi por primera vez… Cuando pusieron a Hendy Ángel en mi regazo y dejó de llorar al escuchar mi voz... cuando por fin pude abrazarlo... Esa conexión madre e hijo fue mágica, inolvidable”.
Hermes Meccariello, madre de dos niños, dice que del nacimiento de Rafael (el más pequeño) evoca cuando pusieron el bebé cerca de su rostro y él, con sus ojitos llorosos, la miró fijamente. “Me miró directo a los ojos, creo que quiso decir: ¿eras tú a la que oía?”.
Todas tienen un factor común: el deseo de que sus hijos sean hombres y mujeres de bien, que cuando crezcan sean lo que quieran ser, pero siempre apoyados por ese  amor incondicional que ellas sienten por ellos.
Hermes dice que sus hijos  tendrán libertad de elegir, ya que actuará como su asesora y  no les  impondrá las cosas, sino que les aconsejará.
Una persona perseverante, solidaria, empática, que tenga la capacidad de sentir lo que el otro siente, con principios y valores muy fuertes, eso es lo que Miralba espera de Mara.
Travesuras.  Todos los niños son inquietos y juguetones, Mara, Alan, Rafael y Manuel no son la excepción. La travesura más reciente de Mara fue pintar una pared de su casa, mostrando su “creatividad”. Esa pared se convirtió en el rinconcito en el que ella puede expresarse sin temor a ser regañada.
Dos niños traviesos en casa se puede convertir en un verdadero caos. Manuel y Rafael unen sus fuerzas para hacer que su mami se vuelva “loca”. “Cuando los estaba preparando para traerlos al canal, se encargaron de poner en una gorra avena con leche”, señala Hermes entre risas.
Alan prefirió que el trabajo arduo que realizó su madre un día antes de entrar al colegio fuera en vano: la mañana de inicio de clases, cuando Yelitza se levantó encontró todos los libros de bebé –como ella lo llama– sin los forros que ella les había puesto la noche anterior. Mientras que Hendy Ángel tiene a Diana locamente enamorada. Lo que más disfruta es cuando la despierta con su vocecita mientras juega en su cuna; le encanta  alimentarlo y sentir sus pequeñas manos acariciarle el rostro. 
“El amor es el más puro y hermoso de todos los sentimientos. Después del amor de Dios, no hay amor más sincero  que el de una madre”, concluye Diana.

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